Un buen vidente no pregunta. Simplemente dice lo que ve. Puede utilizar un apoyo (bola de cristal, cartas de tarot, numerología, yi-king, posos del café, etc.) o realizar una videncia sin apoyo y tener directamente visiones, es decir imágenes del futuro que solo permanecen unos segundos en su cerebro sobre la persona que le hace la consulta.